domingo, 21 de septiembre de 2014

21 de septiembre: Día Internacional de la Paz.

Hoy, 21 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Paz.

http://www.un.org/en/events/peaceday/
 
Ante semejante ocasión podríamos preguntarnos con afán provocador: ¿y para qué sirve un día internacional de la paz? Algunos días internacionales sirven para dar a conocer un problema o para sensibilizar a la población sobre una cuestión (una enfermedad rara o un conflicto olvidado, por ejemplo). Pero no creo que la paz sea desconocida, ni esté necesitada de publicidad o promoción. Todo lo contrario: una promoción sin contenido, sin intención política podría ser vista como inane y, por lo tanto, resultar contraproducente como evento o desmovilizadora.

Entiendo por tanto que un Día Internacional de la Paz debería servir no tanto para sensibilizarnos sobre su urgente necesidad, ni tampoco para denunciar su sangrante ausencia en tantos conflictos que se suceden a lo largo del mundo y que conocemos, al menos superficialmente, si estamos un tanto atentos a los noticiarios o a los periódicos. Un Día Internacional de la Paz debería servir para conocer las nuevas complejidades de la paz en nuestro mundo contemporáneo y también para conocer experiencias reales y vivas de construcción de paz en el mundo. Hay conflictos, sí, pero también hay innumerables personas y organizaciones que trabajan por la paz, innumerables experiencias algunas de ellas de éxito. Saber que se puede, saber que hay esperanza, que hay experiencias exitosas es tan importante como la denuncia.

El tema de este año era prometedoramente potente: el derecho de los pueblos a la paz con motivo del 30 aniversario de la Declaración de la Asamblea General sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz.


Otros años en este mismo día he remitido a los discursos o bien del Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, o bien de la Directora General de la UNESCO, Irina Bokova. Este año añadiré otro más, también del ámbito onusiano, y lo justificaré.

El discurso del Secretario General de la ONU es este año un poco flojo, a mi parecer. Bueno, sinceramente, muy flojo: una declaración cándida una invitación a la bondad, una sucesión de tópicos bienintencionados, con un regusto casi a poesía escolar. No veo en él la intención política que le debemos exigir al líder de la ONU ante una oportunidad de reforzar el discurso del Derecho de los Pueblos a la Paz. Un oportunidad perdida... y una celebración un tanto vacía. Habla de solidaridad, de desarrollo y de causas del conflicto, bien, pero ni siquiera menciona los derechos humanos o la democracia o la justicia social. Parece una paz demasiado meliflua, poco potente.

El discurso de la Directora General de la UNESCO me gusta más: tiene más intención y contenido políticos. Habla de educación, de derechos humanos, de dignidad humana y de democracia. Insiste en el derecho humano a la educación de una manera muy concreta e incluso se refiere a la libertad de expresión y de protección a periodistas. Habla de cultura, patrimonio e identidad. La paz de este discurso tiene más potencia y contenido. En un paz en la que podemos y queremos reconocernos.

Pero decía que este año quiero llamar la atención de un tercer discurso: el de Helen Clark, la máxima responsable (administradora es su título) del PNUD (UNDP- Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo). La Sra. Clark nos recuerda que la paz nunca existe en el vacío, nos habla de desigualdades y de pobreza, de la desigual distribución del poder y de los recursos. Nos contextualiza la paz en relación al cambio climático, en relación al acceso a la alimentación, al agua y a la energía. Nos habla de refugiados, de desplazados y de pueblos indígenas.

Y Helen Clark no se limita a describir, sino que además nos plantea una agenda de trabajo global: la del post-2015. Nos presenta el trabajo del PNUD. Subraya algunos retos importantes, como el del trabajo.

Como no podía ser menos Clark recuerda la Resolución 1325 sobre la mujer y la paz y pone ejemplo de mujeres y organizaciones de mujeres trabajando hoy por la paz.

http://www.1325mujerestejiendolapaz.org/index.html

El párrafo final de su discurso es muy significativo, sobre todo si lo comparamos con el de su jefe, Ban Ki-moon. Clark no sólo señala el papel de la ONU que "debe seguir siendo una voz en favor del diálogo, el entendimiento y la tolerancia ente los pueblo y todas las fes y creencias", sino que de inmediato añade "que los estados deben considerar el desarrollo y los derechos humanos como los fundamentos de la estabilidad y de una paz duradera".

Queda creo claro, que entre las declaraciones onusianas por el Día Internacional de la Paz me quedo este año, por este orden, con la de la Sra. Clark en primer y destacado lugar, con la de la Sra. Bokova en segundo término, y muy rezagado, en último lugar, con la anodina declaración de Ban Ki-moon.

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