martes, 20 de enero de 2015

Peste & Cólera, de Patrick Deville

¿Qué tienen en común Peste & Cólera, de Patrick Deville; Hammerstein o el tesón, de Hans Magnus Enzenberger; Dora Bruder, de Patrick Modiano; HHhH, de Laurent Binet; o La muerte de Montaigne, de Jorge Edwards?

Varias cosas: que son muy buenos libros, que son obras recientes (2012, 2008, 1997, 2009 y 2011) y, sobre todo, que pertenecen a un género híbrido muy particular. Son novelas, que al tiempo son relatos biográfícos, que son reportajes históricos, que son ensayos históricos, que son reflexiones literarias, que son confesiones del propio proceso de escribirlas. A mí me gusta este género híbrido novela/biografía/reportaje/ensayo.

http://www.anagrama-ed.es/titulo/PN_857

Peste & Cólera narra la historia increíble de Alexandre Yersin, un científico genial e inclasificable del grupo de la escuela de Louis Pasteur. Un científico que hizo importantes aportaciones a la medicina y que quiso sin embargo vivir una vida de aventurero y pionero. Un investigador médico que quiso ser inventor, ingeniero y viajero. Un hombre de una curiosidad infinita, de una amplitud de miras renacentista, que viajó, abrió rutas y descubrió caminos. Un hombre de laboratorio y de machete y rifle. Un hombre que huyó de su mundo pero que seguía al día cada uno de sus avances tecnológicos, cada una de sus innovaciones.

El libro está a la altura del personaje. Se trata de una novela muy bien escrita, con un estilo culto pero no pedante, que no puedes dejar de leer hasta el final de sus 200 páginas.

Es un libro que te sitúa en su contexto histórico, en las rivalidades franco-germanas previas a la Primera Guerra Mundial, que te acerca al modo en que se hacía ciencia a principios de siglo, que te acerca al colonialismo hasta sentir la humedad de la selva y te hace toparte con multitud de personajes históricos dignos de ser recordados. Un libro que te lleva desde finales del XIX hasta la Segunda Guerra Mundial.

En este blog nos gusta la historia internacional, nos gusta la ciencia al servicio de la humanidad, nos gusta la buena literatura... nos sobran pues razones para comentar ¡y recomendar muy vivamente! esta grandísima novela.

Ahora  releo algunas de sus partes en el original en francés y solo así caigo en la cuenta de que durante la lectura no había notado la mano del traductor. Pocas alabanzas mejores caben decirse de un traductor. Al leer el texto francés me doy cuenta además de la enorme dificultad del empeño, de que un francés tan trabajado, tan complejo, tan culto pueda traducirse sin quedar pomposo. Y este traductor lo consigue. Consigue una versión en español que se lee de corrido, no solo correcta, sino elegante y natural. Mis felicitaciones, por tanto, a José Manuel Fajardo. Él dice en su blog que disfrutó traduciéndola, yo puedo añadir que con mucha discreción ha sabido transmitirnos ese placer.

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