miércoles, 2 de marzo de 2016

Palmira, un tesoro irreemplazable


Es un libro precioso éste que AlbinMichel acaba de publicar.


Paul Veyne es un historiador francés experto en el mundo clásico que ha trabajado mucho en su vida en y sobre Palmira. a sus 85 años, tras haber publicado muchos libros y artículos científicos y académicos sobre este lugar a lo largo de su vida, nos regala ahora, destilados, sus recuerdos, sus valoraciones, sus visiones sobre este tesoro irremplazable.

"Ayant eu pour métier l’étude de l’Antiquité gréco-romaine, je n’ai cessé de rencontrer Palmyre sur mon chemin professionnel. Avec la destruction de Palmyre par l’organisation terroriste Daech, tout un pan de notre culture et mon sujet d’étude viennent brutalement de voler en éclats."

Un libro que es un homenaje y una denuncia y una reivindicación del conocimiento sobre el terror, del cuidado sobre la destrucción, de la inteligencia sobre el fanatismo.

"Malgré mon âge avancé, c’était mon devoir d’ancien professeur et d’être humain de dire ma stupéfaction devant ce saccage incompréhensible et d’esquisser un portrait de ce que fut la
splendeur de Palmyre qu’on ne peut plus désormais connaître qu’à travers les livres." 

Veyne se pregunta:   

"Pourquoi un groupe terroriste saccage-t-il les monuments inoffensifs d’un lointain passé (ou les met-il en vente) ? Pourquoi détruire cette Palmyre qui était classée par l’Unesco au patrimoine mondial de l’humanité ? Et pourquoi tant de massacres, parmi lesquels le supplice, la torture, la décapitation, le 18 aout 2015, de l’archéologue palmyrénien Khaled al-Assaad auquel est dédié ce livre ?"

Un gran libro. Necesario. Escrito por la persona adecuada.

Más modestamente, hace unos meses, en el prólogo a una publicación de Maider Maraña sobre Patrimonio y Derechos Humano me animé a hacerme preguntas complementarias a las que se hace Veyne en el párrafo citado.

 "¿Es un lujo de mal gusto hablar del valor del patrimonio destruido en Palmira cuando lo confrontamos con la muerte de miles de personas en la zona? o dicho de una manera más general: ¿es un abuso hablar de derecho humano al patrimonio cuando lo comparamos con un derecho humano “de verdad”, como la vida?, ¿debemos si quiera preocuparnos por el patrimonio cuando seis millones de refugiados huyen de la zona?, ¿es correcto que nos duelan tanto las fotos de la destrucción de Palmira cuando el mundo se conmociona con la foto del niño Aylan Kurdi varado en la playa?."


Y también me animé a ensayas algunas respuestas:

"Si el patrimonio es un objeto de consumo cultural, si el patrimonio es un delicado disfrute estético para el turista cultivado, si el patrimonio es el objeto puesto en el museo para admiración general, si el patrimonio sirve para desconectar en la sala de conciertos vistiendo nuestras mejores galas tras un duro día de trabajo... entonces desde luego que deberíamos dar la razón a los críticos: el patrimonio es un lujo para ricos y ociosos, objeto digno de protección solo tras habernos ocupado de las cosas importantes, del hambre en el mundo, por ejemplo, de la pena de muerte, de la alfabetización de las niñas, del paro juvenil o de los cientos de miles de refugiados agolpados a las puertas de Europa.

Pero la cobarde ejecución de Khaled al-Asaad nos cuenta una historia muy diferente sobre el significado del patrimonio. No es la historia de un loco sabio protegiendo insensatamente su tesoro aún a costa de su propia vida. No es solo la historia de unos miserables fanáticos ejecutando vilmente a un anciano claramente inocente e indefenso.

Es algo más profundo: es la historia de la memoria contra el vacío, de la identidad contra la mentira, del significado contra las tinieblas. Es la lucha por lo que nos hace humanos frente el horror de la esclavitud, la ignorancia, la fuerza bruta y la desesperanza"


El asesinato de Khaled al-Assad no es un ajuste de cuentas particular, es un acto de terrorismo que busca agredir el patrimonio para imponer su modelo de oscurantismo y fanatismo. En el vacío dejado al convertir las piedras en polvo ya solo quedaría la alternativa del silencio, la nada, la desmemoria, la no identidad, el no significado, es decir, la ausencia de alternativa al sometimiento total.

Ante el vacío de la historia, ante la memoria demolida, no quedará alternativa que resista al horror.
En Palmira el patrimonio se revela por tanto como memoria, como cultura, como comunidad, como pueblo, como historia, como lenguaje, como aquello que nos hace humanos... y un derecho humano no es sino la forma de protección –reforzada y con vocación de universalidad- de lo que nos hace humanos. Por eso es correcto entender el patrimonio como derecho humano."

(Tienes la versión completa del prólogo y el informe de Maider Maraña aquí en español y aquí en inglés)

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NOTA TERMINOLÓGICA: En este texto he escrito una vez irreemplazable, con dos es, y otra vez irremplazable, sólo con una. He dudado. he consultado el diccionario online de la RAE... ¿y sabes qué? la respuesta aquí.

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